El pasado 24 de enero, el director de esta película fue nominado a su segundo Óscar. Sin embargo, por políticas del nuevo gobierno norteamericano se le ha negado el ingreso a Estados Unidos a él y a cientos de personas provenientes de Irán, Siria , Irak, Libia, Somalia, Sudan y Yemen. Tanto la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas como Asghar Farhadi han expresado en comunicados su preocupación por esta situación.

Este es un texto para el cine como medio de expresión sin fronteras religiosas o políticas. La voz de los cineastas no puede ser silenciada porque sin importar lo que suceda, en las películas permanece (y nunca muere) aquello que es necesario decir.

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Una pareja de actores desaloja el edificio donde vive en un impresionante plano secuencia. La tensión de los protagonistas se transmite al espectador desde los primeros minutos porque la edificación que va a colapsar es solo el comienzo de lo que sucederá a continuación en El Cliente, la más reciente película del director iraní Asghar Farhadi.

Tras un suceso inesperado en su nueva vivienda, Rana y Emad deberán convivir con sentimientos de tragedia y compasión con todo lo que eso conlleva: las manifestaciones físicas, el llanto, el miedo, el silencio o la contención. Ambos se desempeñan como actores, podría decirse que son dueños de sus emociones, hábiles para controlar sus palabras, sus gestos y movimientos. Sin embargo, hay algo que les impide actuar racionalmente, algo que se despierta en los seres humanos tras un suceso violento, algo que no se puede predecir.

Se da por hecho que una víctima tiene el deber de denunciar porque con ello podría prevenir que hechos similares sucedan, pero en la película, el trauma es visto con lupa: La rutina se transforma después de los hechos y lo que parecían hábitos cotidianos son tareas arduas, difíciles de llevar a cabo. El miedo paraliza y la violencia enfurece, por lo cual, el denunciar se convierte en la expresión de las diferentes ideas de justicia que hay entre Rana y Emad.

Uno de los recursos más originales de la película es tener una antagonista desconocida, que sin ser vista altera –con sus objetos y su pasado- la relación de la pareja. Es muy común ponerle un rostro al mal o caricaturizar a los villanos. Por eso esta decisión es acertada, demuestra que un personaje bien construido puede incidir en la historia de los demás pero sin su presencia física.

En este aspecto y en las escenas de La muerte de un vendedor que aparecen en la película, es importante tener en cuenta la formación en artes dramáticas del director, cuya influencia del teatro está muy marcada en El Cliente a excepción de la cámara, que en vez de ser un registro estático de las acciones (recurso utilizado por otros directores iraníes como Abbas Kiarostami) es un seguimiento a las decisiones de los personajes.

La película fue galardonada con el Mejor Guión en el Festival Internacional de Cine de Cannes y no es para menos: El mecanismo más eficaz para crear tensión está directamente relacionado con la dosificación de información que tienen los espectadores y en el guión de El Cliente todo está calculado para que haya sorpresa y asombro.

En este mismo festival, Shahab Hosseini (Emad en la película) fue premiado como el Mejor Actor lo que no solo demuestra una capacidad interpretativa del protagonista sino una innegable maestría de Farhadi con los actores ya reconocida desde 2013, año en el que Bérénice Bejo ganó el premio a Mejor Interpretación Femenina, también en Cannes.

¿Obtendrá Farhadi su segundo Óscar por Mejor Película Extranjera? Parece ser que lo que en Una Separación empieza a narrar sobre la compasión y la tragedia es una idea que continúa desarrollando en El Cliente, generando preguntas incómodas sobre si la venganza puede aliviar el dolor o si resolver las preguntas de un hecho traumático libera o encierra aún más a los seres humanos.

Todas estas inquietudes son el sello más importante de la obra del iraní: la combinación entre la moral y la cultura puesta a prueba en las relaciones más íntimas, con soluciones difíciles de dilucidar.