
En Moonlight todos los personajes son afroamericanos, como recordando a los espectadores que en la mayoría de películas se ve lo contrario: los protagonistas, los personajes secundarios y los extras son blancos. En la obra, la construcción de las imágenes es más estética que narrativa: no se pueden buscar fuentes de iluminación naturales en los colores brillantes de la historia. El mismo título justifica estas decisiones: “A la luz de la luna, los chicos negros parecen azules. Tú eres azul.”
La mayor fortaleza de la película está en el desarrollo de los personajes: El protagonista, Chiron, es una consecuencia de la agresividad y la homofobia del entorno en el que creció. Físicamente el personaje se ha transformado, pero en su interior el conflicto de expresar su sexualidad sigue allí, como si el niño siguiera siendo la esencia del adulto.
Junto a Chiron, otros personajes de igual complejidad viven en una Miami marginal y violenta, sin el turismo y la frivolidad con la que se acostumbra retratar esta ciudad: la estridencia de su madre drogadicta Paula, la ambigüedad de su amigo de la infancia Kevin, y las contradicciones de Juan, un traficante de drogas que le tiene cariño.
Resulta imposible hablar de esta película sin utilizar la palabra sutileza: escenas oníricas y eróticas sin énfasis en lo explícito, miradas entre los protagonistas como manifiesto de su dignidad y el acompañamiento al protagonista en su cotidianidad.
En su infancia, Chiron se decepciona de Juan al enterarse que vende drogas a su madre. Sin embargo, es su modelo a seguir cuando se convierte en un adulto, recordando a Juan por su cariño desinteresado y como su refugio personal.

Chiron, muchos años después, toma la apariencia y la profesión de Juan.
Moonlight no es una película sobre el amor, si no sobre la falta de amor. Para expresarlo lo muestra y luego lo arrebata o lo convierte en un asunto confuso para el protagonista: La persona que acompaña en la infancia desaparece en la adolescencia, el amigo durante una experiencia íntima es quien da el primer golpe y una mujer intenta redimir años de malos tratos en una sola conversación. En tres edades distintas, Chiron experimenta decepciones amorosas de personas diferentes.
Barry Jenkins pone a prueba los cánones tradicionales de la construcción de personajes expandiendo lo que significa la masculinidad y la formación del carácter en las diferentes etapas de la vida. La obra reflexiona sobre temas que el cine ha explorado más desde la mujer como la virginidad y la maternidad, generando sobre estos temas comportamientos que definen a los personajes. Las lágrimas de Juan o de Chiron son lágrimas de hombres que no temen mostrar sus culpas, sus conflictos morales o su vulnerabilidad. Al llorar, hacen que brote la sinceridad de la película, una exaltación a la diversidad que tiene una mirada profunda y conmovedora.