Casi la mitad de obras que he destacado en este listado fueron dirigidas por mujeres. Es indiscutible que fue un año significativo para nosotras en la industria cinematográfica.
La lucha por eliminar el acoso laboral dentro y fuera del set cada vez toma más fuerza dentro del gremio.
Sin embargo, esta no es la razón por la que incluyo en este listado obras de Sofia Coppola, Houda Benyamina, Tatiana Huezo o Dorota Kobiela. Las películas seleccionadas son obras que se sostienen por sí solas, con una fuerza narrativa y estética que es capaz de convencer y conmover a los espectadores.
Algunos de los directores en este listado también reflexionaron frente a la situación de la mujer construyendo historias y protagonistas complejas que proponen un diálogo necesario con el presente.
1.DIVINES. Directora: Houda Benyamina.
La cámara de oro es un premio que entrega el Festival de Cannes a la mejor ópera prima de todo el certamen. Estas películas se destacan por tener puntos de vista únicos y talentos emergentes. En 2016, Houda Benyamina recibió este premio por una película que ofrece una visión renovada de París: Divines.
La historia sigue a Dounia y a Maimouna, dos adolescentes que para conseguir dinero y lujos se acercan a una traficante de drogas. Sus sueños, sus frustraciones y sus locuras juntas plantean preguntas sobre la desigualdad y la falta de oportunidades. Aunque la distribución internacional de esta película estuvo a cargo de Netfix, a diferencia de Okja y The Meyerowitz Stories que este año causaron polémica en el festival de Cannes por llegar directamente a la plataforma, Divines pasó primero por las salas de cine en Francia, como debe ser.
En el París que propone Benyamina, no existe la torre Eiffel. Ambas jóvenes se mueven en un ambiente hostil en donde deben defender constantemente sus planes y aspiraciones. Sean villanas o heroínas las mujeres en Divines son desafiantes y buscan autogobernarse. Por eso, en la película las expresiones “You’ve got balls” y “Do it like a man” se reemplazan por “You’ve clitoris, I like that” y “If you’re a women, then do it”. Estos riesgos que asume la película, sumado a las emociones que suscita el guión, la música y la construcción de los personajes hacen de Divines una obra llena de vitalidad, energía y fuerza
2.TEMPESTAD. Directora: Tatiana Huezo.
Con la fuerza que lleva en su título, Tempestad es un documental que narra la historia de dos mujeres que viven diferentes tragedias causadas por el estado mexicano. La primera, es víctima de un complot por el que termina presa ilegalmente. La segunda, busca a su hija desaparecida hace varios años por hijos de judiciales.
Miriam trabajaba en el aeropuerto de Cancún hasta que fue acusada sin evidencias de trata de personas. En vez de tener un proceso judicial conforme a la ley, Miriam fue llevada a una cárcel donde era prostituida y tenía que presenciar asesinatos o torturas. En la película la directora atraviesa todo México simulando el viaje que tuvo que hacer Miriam para reencontrarse con su hijo cuando finalmente fue liberada. Simultáneamente, se muestran escenas de la vida de Adela, una mujer payaso que busca a su hija Mónica hace más de una década. El ambiente de circo ambulante en donde viven Adela y su familia se contrasta con el encierro del bus que Miriam describe como una eternidad. Adela muestra su rostro y dice no tener miedo, mientras que Miriam se abstiene de salir en cámara por el temor que todavía le produce lo que le pasó.
En ambas historias el sonido y las voces de las mujeres son lo más importante. La música ubica al espectador en un contexto latinoamericano y permanentemente genera tristeza y soledad. Los testimonios transmiten una dolorosa impunidad y los fragmentos de entrevista seleccionados por Tatiana Huezo reconstruyen sus traumas sin necesidad de acudir a imágenes de archivo o dramatizados.
Esta es una película que defiende los derechos humanos denunciando lo que le sucedió a estas mujeres sin necesidad de recursos audiovisuales efectistas o amarillistas. Lo que vivieron Miriam y Adela produce un fuerte sentimiento de empatía y alteridad, porque la situación que ambas vivieron fue tan inesperada que deja la horrible sensación de que puede sucederle a cualquiera, en cualquier momento.
3. PATERSON. Director: Jim Jarmusch.
Los años y la experiencia transforman la obra de los artistas. Este es el caso de Jim Jarmusch quien comenzó haciendo cine a los 27 años y hoy, con 63 años presenta Paterson, una película en donde ha logrado dominar por completo las historias cotidianas de personajes sencillos.
La película muestra la rutina semanal de un conductor de bus de Paterson al que le gusta la poesía. Este amor por la poesía es un elemento que es poderoso gráficamente, auditivamente (gracias a la hermosa voz de Adam Driver) y visualmente. Los recorridos en el bus, los pasajeros, los reflejos y lo que sucede tras las ventanas establecen relaciones con los versos creados por el protagonista. La construcción del personaje genera afinidad porque su masculinidad es compatible con la bondad, la serenidad, y lo más importante con la sensibilidad. Su vida, aunque parece monótona, es la de un verdadero esteta.
En esta obra, Jarmusch propone una reconciliación con la vida sencilla donde el poeta no necesita publicar o ser famoso para amar lo que hace, alejándose así de las falsas ideas de éxito que tanto proliferan en las redes sociales y apostándole más a la realización personal, al amor y al disfrute de la escritura por sí misma.
4. LA MUJER DEL ANIMAL. Director: Victor Gaviria.
En Colombia cada tres días hay un feminicidio y cada doce minutos una mujer es agredida por su pareja*. En este panorama surge una película como La Mujer del Animal, que aunque está ambientada en los setentas, tiene la dolorosa vigencia de la actualidad nacional.
Víctor Gaviria, acostumbrado a trabajar con actores naturales, construye un villano que en el barrio conocen como el animal. Este personaje encarna lo peor de los maltratadores, siendo de principio a fin una personificación de la maldad. Amparo, quien padece las violaciones, los golpes y los insultos del animal es la representación de muchas mujeres que no tienen escapatoria no solo por sus condiciones económicas ( sin posibilidad de educarse, desempleada) sino también por la complicidad con la que puede moverse el animal en su barrio: secuestrando adolescentes, encerrando mujeres, haciendo todo cuanto le place.
La película no es para nada complaciente. Por el contrario, desarrolla toda su trama en la periferia de Medellín sin mostrar la otra cara de la ciudad, esa donde tal vez sí sería posible que Amparo encontrara a la autoridad, o a personas que le ayudaran a denunciar a su agresor. El contenido violento de esta obra está completamente justificado. En vez de minimizar o matizar el problema, Víctor Gaviria lo aborda con la seriedad que merece, y en cada episodio de abuso transmite la gravedad de la situación de la mujer. Los diálogos y las escenas que propone son aterradoras por su verdad y realismo. Es esta película donde el director antioqueño lleva sus intereses sociales al extremo exponiendo lo peor de la idiosincrasia antioqueña y la tragedia de una persona cuando es víctima de maltrato.
*Cifras tomadas del boletín número 13 de Noviembre 25 de 2017 de SISMA mujer.
Nota: La película de Gaviria se basa en la historia de Margarita, la mujer que vivió en carne propia los vejámenes del animal.
5. AQUARIUS. Director: Kleber Mendonça Filho.
La protagonista de esta película es el centro de la narración. Aquarius se divide en tres partes: El cabello de Clara, el amor de Clara y el cancer de Clara. Cada etapa de su vida permite comprender su personalidad y también construye la historia del espacio que habita. Este espacio -el edificio Aquarius- origina el conflicto que altera la tranquilidad de la protagonista.
Los intereses económicos de una empresa inmobiliaria quieren pasar por encima de los intereses de Clara, sin importar los medios o las consecuencias. Pero es precisamente la fortaleza y el brío de ella los que hacen que esté por encima de las presiones y se mantenga firme en su decisión.
Alrededor de la tensión que hay entre ella y los empresarios que quieren comprar su apartamento se construyen escenas que reafirman su espíritu libertario: sexualidad sin prejuicios, franqueza hacia sus hijos y una vida social activa a pesar de los años y de la soledad.
La música es otro elemento que engrandece algunas de las secuencias de Aquarius pues intensifican las emociones de Clara y hacen más vívidas las diferentes épocas de su vida. Con esta película, Kleber Mendoca transmite la importancia de la determinación y el poder que tiene el amor por lo propio.
6. YO, DANIEL BLAKE. Director: Ken Loach.
I Daniel Blake es una gran película que en Colombia no llegó a las salas de cine*. Ahora, la plataforma Netflix es la ventana de exhibición que acogió la película de Ken Loach dos años después de ganar la Palma de Oro en Cannes.
En esta obra, Loach nos propone vivir como lo hace Daniel Blake: En solitario y en permanente conflicto con la burocracia. Pero en medio de su lucha y desgaste también hay un amplio espacio para hablar de la solidaridad. Es aquí donde la película logra una dimensión humana con la que es posible identificarse en cualquier parte del mundo pues el protagonista conoce una mujer de edad, género y estrato diferente al suyo pero que puede entender sus problemas porque los comparte: Ella también es víctima de la negligencia estatal.
La obra que con los años han consolidado directores británicos como Andrea Arnold, Mike Leigh y Ken Loach no podría compararse en términos estilísticos pero sí en términos sociales porque los tres hacen películas que muestran la faceta más dolorosa del Reino Unido con personajes que como Daniel Blake, buscan una vida digna, una vida mejor.
*Un mérito año a año del festival IndieBo es programar estas películas para que al menos un público especializado o cinéfilo en Bogotá pueda disfrutarla.
7. EL SEDUCTOR. Directora: Sofia Coppola.
Si en algo se ha desgastado Hollywood estos últimos años es en grabar una cantidad ridícula de remakes. No importa si la película es legendaria o menor, Hollywood le hará un remake. Esta película de Sofía Coppola se escapa a esta tendencia. En la versión original de El Seductor de 1971, Clint Eastwood interpreta el papel de John McBurney y la historia es contada desde su punto de vista, mostrando a las mujeres como villanas caricaturizadas. En su versión, Coppola apunta al mismo desenlace fatal pero introduciendo al espectador en el mundo de esas mujeres: El despertar erótico, la maduración sexual o la inocencia, todas conviviendo en la misma casa.
La atmósfera del internado es bochornosa y enigmática. Cada una de estas mujeres se ve atraída por el Cabo McBurney pero no porque sea un hombre singular sino solamente por ser un hombre. Durante la guerra civil, ellas están atrapadas en el espacio-tiempo, sin contacto con el exterior y lejos de sus familiares. Ese trasfondo hace que lo que en principio parece ser un acto de solidaridad de ellas hacia él, se convierta en un violento triángulo amoroso que pone al descubierto el lado más salvaje de todos los personajes.
La iluminación naturalista y el diseño de producción de esta película hacen pensar que es mucho mejor que la versión original. La sutileza con que Sofia Coppola construye el ritmo de la narración hacen de El Seductor una obra que a pesar de tener un final predecible, mantiene la atención en todo momento.
8. EL CLIENTE. Director. Asghar Farhadi.
Farhadi es un director que utiliza la ética de los personajes para crear un ambiente de tensión. Esta ética la construye utilizando variables culturales como la religión y las costumbres. El Cliente no es la excepción. Utilizando como detonante el ataque a una mujer, la película nos sumerge en el mundo de la venganza y la incertidumbre: ¿Es la justicia compatible con una acción de represalia? ¿Puede la verdad liberar a una víctima de su dolor?.
La fortaleza de El Cliente es que muestra cómo se manifiestan el miedo, la tristeza, la rabia y la compasión en personajes cuyo contexto cultural es muy particular. Todos estos condicionamientos reflejan prejuicios y problemas de la sociedad.
El seguimiento a los personajes vuelve cómplice al espectador de las situaciones que viven y las decisiones que toman. Por eso esta película va de la alteridad a la incomodidad, mostrando las facetas más humanas y contradictorias de todos los personajes. Una vez más, Farhadi logra ser un maestro en dosificar la información, generar preguntas y crear tensión en lo cotidiano
9.T2: TRAINSPOTTING. Director: Danny Boyle.
Con las secuelas surgen prejuicios y expectativas que son difíciles de superar. En T2: Trainspotting, Danny Boyle consolida la historia de vida de sus personajes porque tiene en cuenta dos aspectos que le dan fuerza a esta segunda parte: La edad de los protagonistas y las consecuencias de su estilo de vida.
En el primer aspecto están todas las obligaciones y responsabilidades que llegan con la adultez: el matrimonio, la crianza de los hijos, las enfermedades, el pago de deudas y la importancia de un trabajo estable. Pero es el segundo aspecto el que distingue a los protagonistas de esta película de adultos comunes y corrientes. Con las pasiones intactas y en coherencia con sus estilos de vida, Renton, SickBoy, Francis y Spud van de un lado a otro sin rumbo, robando o haciendo planes sin sentido, peleando entre ellos, todavía buscando su lugar en el mundo.
Con frecuencia los personajes vuelven ser niños y la música también es protagonista en las escenas más relevantes. Pero a diferencia de la película de 1996 el énfasis ya no está en la adrenalina de sus aventuras o en su relación con las drogas si no en sus conflictos personales. La secuencia de Choose Life de la primera película es diferente de la segunda porque refleja las inquietudes de un hombre 20 años mayor, en un mundo que ha sufrido muchas transformaciones. En pocas palabras, gracias al estilo del director, T2: Trainspotting no pierde vitalidad pues tanto los personajes nuevos como los clásicos consolidan el espíritu de la primera entrega logrando una versión sólida y entretenida.
10. LOVING VINCENT Directores: Dorota Kobiela, Hugh Welchman.
Lo que en Shirley visions of Reality (2013) es una emulación real de las pinturas de Hopper, en Loving Vincent es un amoroso tributo a la vida y obra de Van Gogh. La animación en óleo inventa sus propias formas para dar vida a los personajes en el presente y en el pasado. Aunque en muchas escenas utiliza el esquema de una película clásica de ficción (escala de planos convencional, la motivación del personaje como núcleo del guión…), en sus momentos más brillantes, Loving Vincent hace de la forma el fondo, usando la técnica del óleo para comunicar emociones y sensaciones sin necesidad de diálogos o de rostros.
En otras palabras, al crear el universo del pintor utilizando la misma técnica con la que este desarrollaba sus cuadros, se genera la ilusión de que ni en una biopic tradicional hubiéramos llegado a conocer a Van Gogh como en esta película, que propone ser vista enteramente desde su obra.
El trabajo colaborativo en Loving Vincent, la atención a los detalles y una apuesta arriesgada por contar aspectos de la muerte del pintor que todavía son discutidos entre historiadores, hacen que más allá de su mérito técnico, esta sea una obra prodigiosa.
Año tras año, películas como esta continúan demostrando que la animación fuera de Hollywood se sale de los lugares comunes y en vez de esforzarse por verse cada vez más real, proponen caminos hacia estéticas y narraciones diferentes.