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Me había presentado varias veces al Talents Buenos Aires. En noviembre de 2018 mandé una nueva postulación y en abril de este año tuve la oportunidad de participar del evento en su versión titulada “Tarde para morir joven”, una referencia a la película de Dominga Sotomayor (directora chilena, ex-talent 2008).

En este oficio debemos lidiar constantemente con la frustración. Una de mis compañeras del Talents nos dijo a todos: “Casi siempre es un 80% de “NO” y un 20% de “SÍ”. ¡Cuánta razón tiene! Siempre nos enteramos del éxito de nuestros colegas y al encerrarnos en las respuestas negativas, perdemos de vista nuestros logros, como si se nos olvidara que todas las personas del gremio -hasta las más exitosas- han tenido que enfrentar el fracaso en algún punto de sus carreras.

Para mí fue muy especial haber hecho parte de esta versión del talents. Soy consciente de que es un adjetivo empalagoso pero es el más preciso para describir mi experiencia durante esos cinco días, tan luminosos y llenos de saberes.

El evento empezó con la ceremonia de bienvenida. Siempre hubo una gran hospitalidad por parte del comité organizador. Por momentos, me hicieron olvidar que era una extranjera: tenían una disposición constante para brindarnos información, nos recibieron con cariño, nos dieron tarjetas cargadas del SUBE para podernos mover por la ciudad y en general hicieron que nuestra estadía fuera muy agradable.

Las jornadas fueron intensivas, pensando el cine desde la mañana hasta la madrugada. Las sesiones con los invitados incluyeron perspectivas desde la fotografía, la música, la dirección de actores, la crítica y la programación. Mi espacio favorito: el UNOXUNO. Allí, cada participante del talents exponía sobre una inquietud personal que luego conversábamos como grupo. Estas intervenciones permitieron reflexionar sobre el cine no desde lo académico (que también es valioso y enriquecedor) sino desde lo puramente artístico: los desafíos, las contradicciones y las posibilidades de creación se encontraron varias veces en este espacio de discusión.

A decir verdad, fue fundamental que tuviéramos una formación interdisciplinar. Tener miradas desde la actuación, el sonido, la producción, la dirección de fotografía, la dirección de arte, el montaje, la dirección y la programación enriqueció mucho nuestras conversaciones porque cada uno aportaba a través de sus experiencias de rodaje, con videos, fotografías, álbumes visuales, entre otros.

Casi todas las actividades se realizaron en la Universidad del Cine, pero hubo un recorrido por fuera de las instalaciones de la FUC que disfruté mucho: el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken. El lugar no es muy grande pero la erudición y el entusiasmo de los guías por la historia del cine argentino y por la preservación del archivo audiovisual hicieron que fuera un recorrido interesante.

Esta visita compensó las pocas decepciones que tuve durante el evento, como una charla con una traducción deficiente o la película inaugural del BAFICI, que fue una pérdida de tiempo de principio a fin. Todavía me pregunto por qué un festival tan emblemático eligió una película tan mala para abrir el evento (ni teniendo a Caro Pardíaco en el elenco hacía reír, ¡que tristeza!).

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Taller de entrenamiento de Actores (y directores) con María Laura Berch

Ya se cumplió un mes desde la finalización del Talents y de nuestro encuentro ya se originó un pronunciamiento frente al cine latinoamericano, una co-producción entre Argentina y Colombia, y la inspiración de una de mis amigas para comenzar a escribir su ópera prima.

Aunque este panorama es bastante optimista, observamos con preocupación la realidad del cine latinoamericano, tan limitado desde la exhibición como desde la financiación pues depende de fondos que los gobiernos actuales no están interesados en fortalecer o diversificar. Y los problemas con el cine no son los más graves: la corrupción -tan rampante en nuestros países- sigue perpetuando la desigualdad, la violencia y la pobreza.

Somos conscientes de nuestros privilegios y por eso es que la pregunta por la representación (¿quién puede representar a quién?) ha quedado sin respuesta. Sin embargo, nos sentimos llamados a crear desde la libertad, haciendo visibles las grietas que hay en nuestras sociedades.

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Sesión de Networtking: en una misma mesa ¡cuántos países y cuánta gente tan talentosa!

Me siento muy conectada con las personas que conocí en el evento por lo profesional, pero más por lo humano… nuestras preocupaciones y deseos de transformación son los mismos.

Ir al Talents también me permitió pensarme como una mujer latinoamericana, profesional y cineasta: soy una directora de fotografía en Brasil, una actriz de Perú, una productora de Chile, una guionista de Argentina, una crítica de Paraguay…todas somos una fuerza porque buscamos nuestro lugar en este gremio, que a veces es tan machista y difícil. Nuestras posiciones personales e ideológicas no están a la venta, trabajamos duro en nuestros oficios y nos interesa la lucha por la equidad dentro y fuera del set de grabación.

Si quienes leen este texto nunca se han presentado: ¡preséntense! la aplicación es gratuita y es una gran oportunidad personal y profesional; si ya lo han hecho varias veces sin tener éxito, insistan. Puede sucederles como a , que tuve que ser rechazada más de una vez para comprender que esta era mi versión ideal del Talents, porque me dejó muchas amistades nuevas, de diferentes edades, y aún así, de mi generación, de mi latinoamérica.